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PISA: Probablemente Influyendo Sobre los Aprendizajes


No son pocas las controversias y repercusiones que han surgido a nivel mundial desde la primera aplicación de las pruebas PISA en el año 2000. Tanto para bien como para mal, estas pruebas y los resultados comparativos que se publican han ido promoviendo cambios en los centros educativos. ¿Y qué centro no quiere salir favorecido en la foto de PISA? Sin embargo, cuando uno pone su foco sobre PISA puede llegar a cuestionarse un sinfín de interrogantes como por ejemplo: ¿en qué consiste realmente?, ¿qué intereses hay más allá de esas pruebas?, ¿qué hay detrás de PISA?, ¿qué implicaciones tiene para los verdaderos protagonistas del proceso educativo, el alumnado?, o ¿qué posibles repercusiones pueden producirse en los sistemas educativos, a nivel macro sistémico, y a pie de aula, a nivel micro? Es cuestión de querer mirar más allá, de indagar y de ir desvelando las capas sobre las que se puede interpretar PISA.

PISA: miradas e interpretaciones

En primer lugar, tal y como nos indica la OCDE el gran objetivo de PISA es evaluar:

El Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (Programme for International Student Assessment, PISA) de la OCDE (…) evalúa en qué medida los estudiantes que se aproximan al fin de la educación obligatoria, han adquirido algunos de los conocimientos y aptitudes que son esenciales para una participación plena en sociedad. Presenta evidencias sobre el desempeño de los estudiantes en lectura, matemática y ciencias; revela factores que influyen en el desarrollo de estas aptitudes en el hogar y en la escuela; y examina las implicancias para el desarrollo de políticas. (2000: 3)

Así pues, su foco está puesto en los alumnos y alumnas, y en cómo éstos se desenvuelven ante una serie de tareas “auténticas” determinadas en países de características muy diversas alrededor de todo el mundo. Además, esta evaluación externa va acompañada de una serie de cuestionarios para estudiantes como para otros agentes de la comunidad educativa, con el fin de poder contextualizar los resultados de esas pruebas.

Así mismo, PISA también juega un papel mayor, el de contribuir a la mejora de la calidad educativa, puesto que pretende

influir en la enseñanza a través de un replanteamiento de la evaluación, favoreciendo al mismo tiempo una reflexión sobre los problemas de la educación en una escala internacional, así como el intercambio de planteamientos, rompiendo el aislamiento de sistemas educativos estancos e impulsando de ese modo las nuevas propuestas didácticas. (Álvarez y Gómez, 2009: 93)

En cualquier caso, parece que en un principio hay buenas intenciones y unos buenos fundamentos en cuanto a la aplicación de estas pruebas se refiere. No obstante, una vez éstas se llevan a cabo y son analizadas, llega el momento de la publicación del análisis de los resultados. ¿Cómo interpretan los diferentes países esos resultados? ¿Qué implicaciones tienen en las políticas educativas? Por ejemplo, según Díez,

Como resultado de PISA, los países están reformando sus sistemas educativos, buscando soluciones a corto plazo, con la esperanza de mejorar en el ranking, pese a que la investigación muestra que los cambios duraderos en las prácticas educativas necesitan décadas. Además, explican, al centrarse en un reducido conjunto de aspectos susceptibles de ser “medidos”, PISA distrae la atención de los objetivos educativos menos susceptibles o imposibles de ser medidos, tales como el desarrollo físico, moral, cívico o artístico, reduciendo peligrosamente de este modo nuestra imaginación colectiva en torno a lo que es o debería ser la educación. (2015: párr. 5)

De ahí que a mí, particularmente, lo que más me preocupe es cómo se miran, se leen y se interpretan esos resultados desde los centros educativos. Como docente, desconozco realmente la gran envergadura de estas pruebas y sus implicaciones, pero sabemos que están dejando huella y que van trazando un camino en cada uno de los centros escolares. Según la visión del centro en cuanto a la evaluación, el verdadero eje central alrededor del cual giran los aprendizajes, el alumnado, se puede ver perjudicado, o por el contrario, beneficiado. Todo depende de la mirada del centro y del peso que éste ponga en uno u otro lado de balanza del papel de la evaluación, teniendo en cuenta el doble propósito de ésta:

como instrumento de control al servicio de una sociedad que quiere conocer los objetivos a los que se orienta la educación y el rendimiento que se obtiene de tan importante esfuerzo (rendición de cuentas), y también como instrumento de mejora y optimización del propio sistema y de sus resultados, expresado en forma de calidad educativa. (Mateo, s.f.: 3)

Dime cómo entiendes la evaluación y te diré cómo ves PISA

En consecuencia, podemos hallarnos ante situaciones diversas, de las cuales me gustaría remarcar las dos siguientes. En primer lugar, si el centro pone el foco en los resultados y en la comparativa con otros centros de manera competitiva, va intentar que la próxima vez que tenga que rendir cuentas lo haga de la mejor manera posible. Pero, ¿a costa de qué? Hay incluso centros que dedican un tiempo concreto al entrenamiento rutinario de las pruebas PISA. La cuestión es si realmente éste es el camino para desarrollar buenos ciudadanos del mundo preparados para el presente y para el futuro. De esta manera, no sólo se está pervirtiendo la función esencial de la evaluación, sino de la educación.

En segundo lugar, si el centro mira los resultados de forma crítica, desde la reflexión puede llegar a comprenderlos a la luz de su contexto particular y observar los cambios que se van produciendo (o no) en la comparativa consigo mismo a lo largo del tiempo. En este caso, el foco está en la comprensión de la realidad, es decir, en el entendimiento de esos resultados en un lugar determinado en un momento específico con unos estudiantes concretos. Aún más, ese foco puede iluminar la reflexión sobre lo qué se hace, cómo se hace y, si no funciona óptimamente, diseñar acciones que se podrían llevar a cabo para conseguir una mejora que revierta, no sólo en los resultados, sino en lo que hay detrás de ellos. Ante todo, y sobre todo, tenemos que pensar en lo mejor para el desarrollo de los estudiantes, no sólo a nivel académico, sino como a nivel personal.

Así pues, es necesaria una actitud de alerta y una mirada crítica que nos permita no convertir esas evidencias (las pruebas PISA) que son parte de un todo, en ese todo (en la complejidad de un centro educativo y todo lo que gira en torno a él). Es decir, no podemos leer esas evidencias del desempeño de los estudiantes de 15 años sobre el lenguaje, las matemáticas y las ciencias, y de ahí decir que el sistema educativo en este país no funciona. Ante los cambios educativos de renovación pedagógica que se están llevando a cabo en más centros de los que somos conocedores, espero que no caigamos en la tentación, o mejor dicho en la obligación liderada por el marketing educativo, de “incrementar lo que se llama ‘enseñar para el test’, es decir, a que los alumnos de todo el mundo se entrenen a contestar las pruebas PISA” (Carabaña, 2015: párr.7). ¿No tiene la educación mucho más en qué invertir su tan valioso tiempo?

Para concluir, la cuestión es que, como agentes educativos, no podemos dejarnos encantar por la magnificencia de la evaluación llevada a cabo por PISA, y ser críticos a la hora de leer los resultados, siempre viendo las oportunidades que pueden ofrecer y generando las acciones de mejora pertinentes en favor de los aprendizajes desde una visión integral del alumnado para que se pueda desarrollar como ciudadano del mundo. Asimismo, "debemos reconsiderar este tipo de pruebas y asumir la evaluación como un proceso integral orientado a producir información, contextualizada social y culturalmente para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje" (Díez, 2015: 11).

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Álvarez, I.M. y Gómez, I. (2009). PISA: un proyecto internacional de evaluación auténtica. En Monereo, C. (Coord.) Pisa como excusa: Repensar la evaluación para cambiar la enseñanza, pp. 91-110. Graó: Barcelona.

Carabaña. J. (2015, diciembre 6). Entrevista a Julio Carabaña: “PISA es muy deficiente como sistema de evaluación de las escuelas”. Educación 3.0. Recuperado de http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/julio-carabana-pisa-es-muy-deficiente-como-sistema-de-evaluacion-de-las-escuelas/31025.html

Díez, E.J. (2015). PISA: ese “negocio” que no sirve para mejorar el sistema educativo. En Rebelión. Recuperado de http://www.rebelion.org/noticia.php?id=200330

Mateo, J. (s.f.). Evaluación y calidad educativa: De la evaluación de centros a la evaluación del sistema educativo. Universidad de Barcelona: Barcelona.

OCDE. (2000). Aptitudes básicas para el mundo de mañana: Otros Resultados del Proyecto PISA 2000. Institute for Stadistics, OCDE: Francia.


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